PASTORAL DEL CUIDADO

En la tarde del martes, los claustros de los doce colegios de España de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, disfrutamos de un encuentro juntos en el que pudimos profundizar en la importancia de la ‘Pastoral del cuidado’. Un cuidado que va más allá del externo que todos los días hacemos, por muy beneficioso que sea, sino que va más allá. Todos sabemos que es necesario hacer un parón en nuestras agendas y tareas para cuidarnos por dentro. Aunque estamos distribuidos por toda la geografía de España, en espíritu nos encontramos donde surgió la semilla de nuestra familia de Franciscanas de los Sagrados Corazones dentro de la Iglesia, en Antequera, en el Colegio Nuestra Señora de la Victoria.

Comenzamos el encuentro con la petición del Papa Francisco para el mes de enero en la que encomienda a la todos pedir por los educadores. Sentimos así la alegría de saber cuán valorada es la labor que realizamos y, al mismo tiempo, la fuerza de llevarla adelante conmáscorazón, cada día.

Un momento entrañable fue el de las presentaciones de los diferentes colegios. Aunque nos conocemos, estos saludos nos permitieron sentirnos más cerca a pesar de la distancia física que nos separa.

A continuación, nos fijamos en los rasgos que nos ayudan a ser ‘Escuelas de cuidado’ para los alumnos y familias que nos han sido confiados, pero también para nosotros, que formamos parte de esta familia que crece y camina con unos elementos propios recibidos del carisma que el Espíritu infundió en Madre Carmen. Una escuela que crece en una realidad concreta, en un contexto social determinado pero que sueña con ser portadora de la paz y el bien en un mundo en el que tanto se necesitan estos valores.

Para aprender cómo hacerlo, miramos a Francisco de Asís como experto en el cuidar y cuidado de la creación. Ante una “crisis de modelos de vida” que está necesitada de la Buena Noticia, Francisco se presenta como testigo y ejemplo para todos. Él nos enseña a mirar a Dios, a los hermanos, a la creación y a nosotros mismos desde el cuidado y el respeto hacia todo lo creado. Nos enseña también que debemos cuidar desde la cercanía, la escucha, el afecto y la ternura, desde la atención y la presencia, desde la gratuidad y la benevolencia, desde la confianza y la apertura de corazón.

Nuestras escuelas pueden hacer todo esto desde el cuidado de la pastoral y la pastoral del cuidado. Que nosotros, como nos pide el Papa Francisco, seamos testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación y entregando nuestras convicciones y compromiso con la vida.

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