Como cada año, el 21 de noviembre, los alumnos de infantil y primer ciclo de primaria celebran con alegría y sencillez el día de la Virgen Niña. Los días previos, con ilusión y con mucho esmero, se ensaya el bonito repertorio de canciones que le gustan a nuestra mamá del cielo y que dejan huella en los más pequeños; no solo son ensayos, son momentos de compartir, de reír y de sentirnos familia con un mismo latido.
Llega el día y entramos en el cole con la certeza de que será una jornada estupenda, sobre todo para los alumnos de 2º de primaria, que vienen más elegantes que de costumbre ataviados con una banda celeste que los hace portadores del trono de la Virgen Niña.
Y comenzamos en la iglesia, como punto de partida, reforzando nuestros lazos de unión y recordando un momento crucial en la vida de la Virgen: su presentación en el templo.
“¡Nos habla María!”, recordamos su vida con la participación de los alumnos que le regalan su oración desde las dulces palabras de un niño; piropos, canciones y unas peticiones, a ella que siempre nos escucha, por los niños que pasan necesidades o que están enfermos con la mirada puesta en que quieren ser como Ella.
Redoble de tambores y comienza la procesión. Con pasos firmes pero llenos de alegría e ilusión, los alumnos de 2º de primaria toman en sus hombros a la Virgen. En cada mirada, cada rezo y cada nota musical dedicada a María se tejía un lazo de unión y de cariño hacia ella. Todos nos unimos con el corazón rebosante de ternura en una procesión llena de alegría. GUAPA, GUAPA Y GUAPA eran las palabras que los más pequeños del colegio dedicaban a La Virgen en su día. Ella, con corazón de Madre, observó con delicadeza cada gesto, cada mirada, cada canto, cada palabra y cada risa de los alumnos.
Sin duda, fue una jornada repleta de emociones en la que esta celebración llegó a los corazones de todos.
