Aunque en algún momento pensemos que no necesitamos de nadie para guiar nuestra vida, que ya somos bastante mayores como para saber las decisiones que hemos de tomar y los caminos que hemos de seguir, en el fondo siempre recordamos los consejos de nuestros padres, y llegará el momento en que miremos con nostalgia en el camino de la vida porque nos falta ese consejero y guía. María es la Madre que conduce siempre a sus hijos por el camino del amor, la que nunca nos falla, con la que en cualquier momento podemos contar. Hoy queremos agradecerte los ratos de camino contigo. Gracias por las alegrías compartidas juntas; Tú sabes de nuestros secretos, de nuestras ilusiones… Ayúdanos en nuestros problemas y sufrimientos porque a veces no sabemos qué es lo que tenemos que hacer. . Condúcenos, como Tú sabes hacerlo, por el camino de la vida hasta llegar a Jesús.
¡Madre, guíanos por el camino de la vida! Dios te salve María
Al terminar de rezar cada Ave María, repetimos estas palabras que les dijo la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos:
“¡Oh Jesús mío! Perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia”.
Rezamos juntos la oración: ORACIÓN DE SAN BERNARDO
Acuérdate, Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, pidiéndote ayuda, ha sido abandonado de tí . Animado con esta confianza, a ti también acudo, ¡oh , Virgen, Madre de las vírgenes! Y aunque con pena, porque tengo pecados, me atrevo a ponerme delante de ti para pedirte que me protejas y me enseñes a ser un buen hijo tuyo. ¡oh Madre de Dios y Madre nuestra !, concédenos esto que te pedimos.
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