MARÍA, LA MUJER FELIZ

María fue una mujer inmensamente feliz… No tenía dinero, coche, lavadora, ni televisor, ni móvil, ni títulos académicos. Tampoco presumía de nombramientos, como Miss Nazareth. María a secas. No salió en la televisión ni en los periódicos. Pero poseía una buena dosis de fe, esperanza y caridad y de todas las virtudes. Tenía gracia y santidad…Tenía a Dios, y, a quien tiene a Dios, nada la falta. La Virgen no se quejó al tener que emigrar a Egipto, de que Dios le pidiera tanto. La sonrisa de la Virgen era lo mejor de su rostro.
María veía la Providencia en todo: en los lirios del campo, en los amaneceres… en la tormenta. Cuando no había dinero. Cuando tenía que ausentarse. Cuando alguna vecina se ponía necia y molestaba. A lo largo de este mes, estamos viendo como María es la mujer más feliz. Feliz porque vivió llena de Dios, porque fue capaz de decirle siempre Sí a Él y hacer en todo Su Voluntad. Se trata de esa felicidad tan escasa en nuestros tiempos; felicidad que muchos consideran rara, que muy pocos entienden. Es una felicidad profunda que permanece aún en medio de los sufrimientos…
COLEGIO VICTORIA ANTEQUERA


Hoy pedimos a María que nos enseñe dónde se encuentra la verdadera felicidad.
 ¡Madre, enséñanos a ser feliz como Tú! Dios te salve María …
Al terminar de rezar cada Ave María, repetimos estas palabras que les dijo la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos: “¡Oh Jesús mío! Perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia”.

 Rezamos juntos la oración:
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

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