El pasado viernes, al compás de Santa María de Paz y Bien experimentamos la alegría de ser más que amigos, de ser hermanos que se saben infinitamente amados por el Señor.
Comenzamos regalando a María la oración que tantas veces Ella ha pedido que recemos por la paz del mundo: el Rosario. Momento de intercesión por los que recibieron la insignia, el faro, el foulard y la Biblia, confirmando su continuación en el camino de Paz y Bien.
Pero la fiesta no terminó ahí, juntos jugamos al “bingo con Madre Carmen”, un momento de emoción y de risas compartidas. Además, no faltaron el baile y la música. Tanto los mayores como los más pequeños se movieron al ritmo de canciones divertidas.
Y por último, ¡una merienda fraterna que siempre le da un toque especial a nuestros encuentros!
Fue una tarde inolvidable, llena de emociones y de momentos únicos. Todos volvimos a casa con el corazón lleno de alegría y gratitud. ¡Qué suerte es ser de Paz y Bien!