La misa es un milagro consistente en que Jesucristo, vivo y presente en el altar, aunque invisible, intercede ante Dios Padre por cada uno de nosotros, entregándose Él mismo como moneda de pago para comprar la salvación eterna de nuestras almas. ¡Casi nada! No intercede ante el Padre solamente con palabras, sino que argumenta con la entrega de toda su persona, con su vida entera, con su sangre, con su alma… Y el Padre acepta su ofrenda. Uff… esto es muy grande. Cristo, ante el Padre, por mí.
https://colegiodelavictoria.es