43 AÑOS DEJANDO HUELLA EN NUESTRO COLEGIO

Cada día, en las escuelas, suceden cosas diversas y variadas. El funcionamiento diario, el movimiento permanente de alumnado y docentes, la sucesión de silencios y griteríos… conforman una trama, diferente a la de otras instituciones pero cargada de significados. Muchas de las cosas que suceden en la escuela están vinculadas directamente con la enseñanza y el aprendizaje; otras, con aspectos burocráticos y asistenciales; y gran parte tienen que ver con cuestiones de administración y control. Como vemos y sentimos, las escuelas están constituidas por acontecimientos de índole diversa; pero casi todas las cosas que suceden en la escuela se relacionan de una forma u otra con la vida pasada, presente y futura de las personas que la habitan y la hacen.

Fue en 1977 cuando comienza su profesión. Estudiante de la Escuela Normal de Magisterio de Málaga, al terminar emprende su andadura como maestra. Menor de cuatro hermanos, natural del Valle de Abdalajís pero su historia de vida, la trae hasta Antequera, donde inició su profesión como maestra en nuestro colegio sin saber que es ahí donde finalizaría su trayectoria profesional y dejaría su huella, esa que todos en nuestra vida, estamos llamados a dejar con nuestra respuesta generosa en las pequeñas cosas de nuestro día a día: “dejen una huella que marque la historia” (Papa Francisco).

Y así ha sido nuestra Seño Pepi, cuarenta y tres años de entrega a nuestro colegio. Nos ha marcado, nos ha llegado muy adentro con su forma de ser y hacer. Comienza en la Educación de Párvulos, donde pasa varios años entregándose en la acogida de los más pequeños del colegio. Luego pasaría a la Enseñanza Primaria, algunos años con los mayores, pero fue entre 1º y 2º de esta etapa donde entregaría más años de su profesión. Todos recordamos “guapines y guapinas”, historias que te tocarían el corazón descubriendo la vida de nuestros santos, con su fé y entrega impoluta hacia sus niños y sus niñas. Porque su carácter de madre, y ahora también abuela, hacía que te acogiera y casi sin darte cuenta, te llevaba de la mano del abecedario, sumas, restas, oraciones y todo lo que el currículum ordenaba. 

No finaliza su profesión, pues quién ha dedicado su vida a la enseñanza, lo hará siempre, pero sí de alguna manera, ha llegado el momento de dedicarse por completo a su familia, a su vida jubilada. 

Hoy, con nuestros recuerdos queremos dar voz a la historia viva de nuestro colegio y tú, seño Pepi, has sido protagonista de muchos de ellos. Gracias por tu trabajo, por tus desvelos y por tu entrega sin límite, que hace que nuestra institución siga construyendo su historia viva reflejando su carisma en sus propios protagonistas.

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